El trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por dos conjuntos de síntomas íntimamente relacionados: las obsesiones y las compulsiones.

Las obsesiones consisten en pensamientos o imágenes que invaden la mente de una persona en contra de su voluntad. En ocasiones también se manifiesta como un impulso o una necesidad irresistible de hacer o decir algo por lo general inadecuado.Las obsesiones causan un malestar e incomodidad tan grandes que la persona siente que debe hacer algo para detenerlas, alejarlas de su mente y recobrar así su tranquilidad y bienestar.

Surgen entonces las compulsiones, es decir, comportamientos cuya finalidad es reducir el malestar que provocan las obsesiones. Las compulsiones pueden ser manifiestas (tocar, decir algo en voz alta, lavar, repetir una acción, etc.), o encubiertas (pensar en números, decirse así mismo ciertas frases, etc.)… A diferencia de las obsesiones, la compulsiones son “voluntarias”, ya que es la propia persona afectada la que “decide” realizarlas.

Los tipos de obsesiones más comunes son:

• la contaminación (por ejemplo, tocar objetos que hayan tocado otros, dar la mano, miedo a contagiar a otros)
• impulsos agresivos (se ven a sí mismos tirando un bebé por las escaleras o diciendo obscenidades en una iglesia)
• dudas repetidas (habré puesto el despertador, cerrado el gas o los grifos?)
• necesidad de tener las cosas en un orden determinado (simetría)
• imágenes sexuales (escenas pornográficas)
• obsesiones de contenido religioso (pensamientos blasfemos)

Los tipos de compulsiones más comunes son:

• compulsiones de limpieza o lavado (lavarse, desinfectarse, limpiar cosas);
• compulsiones de comprobación (comprobarla llave del gas, la luz),
• compulsiones de repetición (repetir frases, números o acciones);
• compulsiones de acumulación (acumular gran cantidad de objetos como revistas, facturas, etc);
• compulsiones de orden (ordenar las cosas simétricamente).

Lucía Prendes. Licenciada en Psicología.