¿Qué es la anorexia?

Según el DSM-IV la anorexia nerviosa es

un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por los siguientes síntomas:

– Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal.

– Miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso, incluso estando por debajo del peso normal.

– Distorsión del peso, la talla o la silueta corporal (el paciente se ve gordo aunque su peso esté por debajo de lo recomendado). Estas personas dan una importancia exagerada a su imagen corporal y niegan los peligros que conlleva la desnutrición.

– Presencia de amenorrea (pérdida de menstruación) durante al menos 3 meses seguidos

Subtipos de anorexia nerviosa

Hay dos clases de anorexia:

A. La anorexia nerviosa tipo restrictivo, en la que la persona reduce considerablemente la ingesta de alimentos. Las personas que sufren este trastorno se caracterizan por un mayor perfeccionismo, rigidez, hiperresponsabilidad y sentimientos de ineficacia.

B. La anorexia nerviosa tipo compulsivo/ purgativo en la que la persona además de reducir la ingesta de alimentos recurre regularmente a atracones y purgas (vómitos y o laxantes). Estos pacientes se caracterizan porque presentan con mayor frecuencia una historia familiar de obesidad, mayor impulsividad, reacciones distímicas frecuentes (estado de ánimo bajo y continuado), inestabilidad emocional y mayor frecuencia de conductas adictivas

Causas de la anorexia

Aunque las causas de la anorexia pueden ser múltiples, existen factores precipitantes que la pueden desencadenar: los cambios corporales en la adolescencia, las separaciones y las pérdidas, los primeros contactos sexuales, un incremento rápido del peso, las críticas respecto al cuerpo, el incremento de las actividades físicas…

Existen otros factores socioculturales que influyen en la vulnerabilidad del sujeto para contraer este trastorno: tener una edad entre 13 y 20 años, ser del sexo femenino, padecer un trastorno afectivo, ser introvertido o inestable, pertenecer a un nivel social medio/alto, comenzar una dieta y por último, la influencia de los valores estéticos dominantes que siguen un determinado patrón de belleza, excesivamente delgado, en las sociedades occidentales.

Diagnóstico

Al hacer un diagnóstico hay que descartar una enfermedad orgánica que justifique la pérdida de peso y también cabe destacar que no se habla de pérdida de apetito ya que este tipo de pacientes pueden experimentar un hambre intensa al menos en la fase inicial. En casi todos los casos, los pacientes no son capaces de reconocer su problema y suelen acudir a la consulta presionados por un familiar. La mentira está presente a lo largo de todo el proceso de la enfermedad: esconden la comida y a la hora de pesarlos usan trucos para aumentar el peso.

Al hacer el diagnóstico también hay que tener en cuenta los síntomas comunes, que en general, presentan estos pacientes:

– Dejan de comer alimentos de alto contenido calórico con la intención de bajar de peso.

– Cuecen los alimentos o los preparan la plancha.

– Disminuyen la ingesta de líquidos,

– Realizan una conducta alimentaria extraña (comen de pie, desmenuzan la comida….)

– Aumentan la actividad física para quemar calorías. Tienen un ritmo frenético de actividad: corren, estudian, nadan y no es infrecuente que los padres les pillen por la noche haciendo abdominales en el suelo.

– Usan laxantes, diuréticos y se autoprovocan vómitos

– Niegan las sensaciones de hambre, sed fatiga y sueño. Rechazan las señales de malestar corporal porque saben que caer en la tentación les haría sentir terriblemente culpables

– Presentan una sintomatología obsesiva, piensan de forma obsesiva en la comida: buscan en internet, entran en foros, leen libros, cuentan sin parar las calorías de cada alimento que consumen….

– Son perfeccionistas, a pesar de tener éxito escolar, ser ordenados…nunca están conformes con sus logros.

También presentan determinados síntomas físicos que se desarrollan cuando cuando la enfermedad esta avanzada e incluyen: hipotensión (caída de la tensión sanguínea), braquicardia (ritmo cardiaco lento), sensación de frío, debilidad, anemia, desinterés sexual, estreñimiento, lanugo (el cuerpo se cubre de una pelusa fina), la piel se vuelve seca y amarilla y las uñas quebradizas.

Tratamiento

En el tratamiento de la anorexia nerviosa es necesario que el paciente sea tratado por un equipo multidisciplinar compuesto por profesionales en psicología, medicina y nutrición. En los casos graves es recomendable la hospitalización. También es indispensable el apoyo de la familia ya que el proceso de curación es largo y se debe tener mucha paciencia y comprensión.

Lucía Prendes Licenciada en Psicología

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