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Alcohol y Cocaína

2018-04-07T10:10:53+00:00

Cada vez es más normal el consumo de alcohol asociado a la cocaína. La razón es que estos dos compuestos tienen efectos antagónicos sobre el sistema nervioso central (depresor el alcohol y estimulante la cocaína).

La cocaína atenúa la sensación de embriaguez y contrarresta los efectos de sedación que provoca el alcohol.

El alcohol intensifica y prolonga los efectos euforizantes de la cocaína, aminora las secuelas físicas del consumo exclusivo de cocaína (disminuye los efectos de hipervigilancia, rigidez y tensión) y reduce los efectos del malestar o disforia (tristeza, angustia, ansiedad, irritabilidad, inquietud, vacío..) que se produce cuando la cocaína comienza a eliminarse del cuerpo (crash o bajada).

Cocaetileno

Pero no nos dejemos engañar porque aunque «aparentemente» el consumo combinado de ambas drogas contrarresten los efectos negativos de cada una de ellas, su combinación incrementa el potencial tóxico de ambas sustancias por separado, y no sólo eso, sino que al llegar al hígado se produce otra tercera sustancia llamada cocaetileno. Esta sustancia es más tóxica y permanece en sangre durante más tiempo debido a su lento proceso de eliminación. Existen concentraciones de cocaetileno más significativas cuando el alcohol se administra previamente a la cocaína.

Nos hallamos ante un nueva adicción o perfil cocaetileno, personas en las que se da la asociación entre el consumo de ambas sustancias (cocaína y alcohol). Estas personas manifiestan un mayor deterioro a todos los niveles: se incrementa las conductas de riesgo, agresividad, violencia, gasto excesivo de dinero, sexo compulsivo y sin protección…

Pacientes atendidos en servicios de urgencias presentan cuadros clínicos más graves, tasa cardiaca y presión arterial más elevadas y un estado mental más deteriorado que los consumidores de cocaína o alcohol (Vanek et al., 1996). El riesgo potencial de muerte súbita se incrementa de 18 a 25 veces (Pérez et al., 2006).

Tratamiento

Los usuarios que solicitan tratamiento por consumo de cocaína combinada con alcohol, presentan peculiaridades respecto de los que sólo consumen cocaína. La ingesta de alcohol actúa como detonante del “craving” (deseo vehemente, compulsivo o incontrolado de consumir la sustancia, en este caso la cocaína).

Como el consumo de alcohol deriva frecuentemente en recaídas de pacientes cocainómanos en fase de recuperación, la abstinencia de ambas sustancias es un objetivo inseparable en el tratamiento de la cocainomanía (Caballero,L.)

El problema de estos pacientes es doble porque una vez finalizado el Tratamiento para la Adicción a la Cocaína (TAC) se enfrentan a la difícil decisión de ser bebedores muy moderados o abstemios ya que el consumo de alcohol propicia la vuelta al consumo de la sustancia principal, la cocaína.

Lucía Prendes. Licenciada en Psicología